En los últimos 25 años, Marruecos, país milenario situado en la encrucijada de las culturas, ha emprendido «importantes» reformas que han contribuido a la renovación de un Islam basado en los valores de moderación, coexistencia y convivencia, declaró a la MAP Casewit, miembro del cuerpo docente de la Divinity School, dependiente de la Universidad de Chicago, con motivo de la celebración de la gloriosa Fiesta del Trono.
Como prolongación de esta dinámica de reformas, se ha concedido una importancia primordial al establecimiento de un marco eficaz y de una enseñanza religiosa destinada a proteger el auténtico marco de referencia del Reino, a saber, la Comandancia de los Creyentes, la doctrina acharita, el rito malequí y el sufismo sunní, explicó.
Entre estas reformas emblemáticas, Casewit citó el lanzamiento del plan de apoyo a la supervisión religiosa a nivel local, la creación de la Fundación Mohammed VI para la promoción de las obras sociales de los funcionarios religiosos, y del Instituto Mohammed VI para la formación de imanes, Morchidines y Morchidates.
Gracias a una estrategia multidimensional maduramente pensada, el modelo religioso marroquí se ha impuesto como un baluarte contra cualquier explotación ideológica o política de la religión, contribuyendo así a una lucha eficaz y eficiente contra las ideologías perversas de los grupos terroristas y partidarios del extremismo violento, señaló.
Con este espíritu, la respuesta marroquí a la amenaza terrorista tras los atentados de 2003 en Casablanca se caracterizó por un enfoque inteligente y proactivo que favoreció la reforma de los programas escolares, la creación de instituciones de formación y la promoción de prácticas religiosas auténticamente marroquíes, afirmó.