Así, la vida ha vuelto a la normalidad en la antigua Medina, corazón palpitante y centro neurálgico de Marrakech, gracias sobre todo a las obras de restauración y reconstrucción que se están llevando a cabo en las murallas, las fachadas de las casas y los comercios.
Siguiendo un planteamiento basado en los principios de rapidez, eficacia y proactividad, las autoridades locales se ocuparon, desde los primeros momentos tras el seísmo, de asegurar los lugares dañados de la antigua medina y de prestar apoyo y asistencia a la población afectada, garantizando al mismo tiempo el seguimiento diario de las distintas obras e intervenciones que permitieron la vuelta a la normalidad de este importante lugar cargado de historia y civilización.
En el marco de una respuesta eficaz y rápida, las autoridades competentes han movilizado los recursos humanos y logísticos necesarios, emprendiendo una serie de operaciones destinadas principalmente a retirar los escombros causados por el seísmo, que impedían la circulación, reabrir las carreteras y circuitos afectados, y consolidar o reconstruir los edificios, con el fin de inmunizar y proteger a los habitantes y visitantes marroquíes y extranjeros contra cualquier peligro.
La antigua medina de Marrakech, patrimonio cultural y arquitectónico nacional de renombre mundial, ha podido recuperar su esplendor y su brillo, como lo ilustra el ambiente que se respira ya en las distintas callejuelas y vías de la abarrotada ciudad, con una efervescencia notable como de costumbre, con la presencia en masa de marrakechíes y turistas extranjeros durante todo el día, así como por la noche.