"Esta catástrofe ha dejado ver la primacía de los genuinos valores marroquíes, que han permitido a nuestro país superar las adversidades y las crisis, haciéndonos más fuertes y más decididos, para continuar nuestro camino, con toda confianza y optimismo", dijo el Soberano, en un discurso dirigido al Parlamento, con motivo de la apertura, hoy viernes, de la I sesión del III año legislativo de la XI legislatura.
Su Majestad el Rey subrayó que “he aquí el espíritu que nos anima y los nobles valores que corren en nuestras venas, y que consideramos como la piedra angular de la unidad y cohesión de la sociedad marroquí”.
“Se trata de valores patrióticos unificadores, consagrados por la Constitución del Reino, y que abarcan todos los componentes de la genuina identidad marroquí, en el seno de la apertura sobre los valores universales y en armonía con los mismos”, sostuvo SM el Rey.
El Soberano puso de relieve los valores religiosos y espirituales, encabezados por los del Islam sunní maliquí, forjados en torno al Emirato de los creyentes, que preconiza el término medio y la moderación, en el seno de la apertura sobre el otro, amén de la tolerancia y coexistencia entre las distintas confesiones y civilizaciones.
Esto es lo que ha hecho de Marruecos un modelo notable de convivencia entre los marroquíes, musulmanes y judíos, dentro del respeto de las demás culturas y confesiones, añadió el Soberano.
SM el Rey evocó, en segundo lugar, los valores nacionales que fundaron la nación marroquí, basada en la monarquía, que goza de la unanimidad entre los marroquíes, y que ha unido a todos los componentes del pueblo marroquí, sobre la base de la sólida cohesión y recíproca pleitesía entre Trono y pueblo.
“El amor a la patria y la unanimidad en torno a la unidad nacional y territorial, son considerados como valores constantes y arraigados de Marruecos, que unen a los marroquíes y constituyen el marco en el que convergen todos los afluentes de la unidad nacional unitaria, rica por su diversidad”, enfatizó el Soberano.
Igualmente, SM el Rey recalcó los valores de solidaridad y cohesión social, entre grupos, generaciones y regiones, convirtieron a la sociedad marroquí en un edificio sólido donde las partes se refuerzan unas a otras.
El Soberano exhortó “a todos a seguir unidos en torno a estos valores, en consideración del papel que desempeñan en el arraigo de la unidad nacional, cohesión familiar, preservación de la dignidad humana y consolidación de la justicia social”, especialmente a la luz de “las profundas y rápidas mutaciones que el mundo está viviendo en la actualidad, dando lugar a una notable regresión en el sistema de valores y referencias, e incluso abandonándolo a veces”.
En este mismo contexto, SM el Rey indicó que “si el seísmo ha causado destrucción, Nuestra voluntad no es otra sino la de edificar y reconstruir”.
“Por ello, insistimos en la urgente necesidad de brindar asistencia a las familias afectadas y acelerar la rehabilitación y reconstrucción de las zonas siniestradas, disponiendo los servicios básicos”, prosiguió SM el Rey.
A pesar de la magnitud de la catástrofe, alivia el dolor e infunde orgullo lo que han demostrado los actores de la sociedad civil y la generalidad de los marroquíes, dentro y fuera del país, aportando una sincera asistencia y una solidaridad espontánea con los siniestrados, sostuvo el Soberano.
SM el Rey expresó Sus elogios por los sacrificios consentidos por las Fuerzas Armadas Reales y demás fuerzas de seguridad, departamentos gubernamentales y administración territorial, para rescatar y socorrer a los habitantes de las zonas perjudicadas.
“No podemos dejar de renovar Nuestros agradecimientos a los países hermanos y amigos, que manifestaron su solidaridad con el pueblo marroquí, apoyándonos en estas duras y dolorosas circunstancias”, concluyó el Soberano.