“El futuro de nuestra nación árabe sigue supeditado al establecimiento de una visión estratégica común y a la existencia de una sincera voluntad política, que permitan consolidar su unidad y reforzar sus filas, para servir los intereses comunes de nuestros pueblos y realizar sus ambiciones de alcanzar un mayor entendimiento, comunicación y complementariedad entre sus componentes”, subrayó el Soberano en un discurso dirigido a la 33ª Cumbre de la Liga de los Estados Árabes que abrió sus trabajos en Manama, en el Reino de Bahréin.
Lamentando que la complementariedad e integración económicas entre los países de la Liga Árabe aún no han alcanzado el nivel que ambicionan los países miembros, a pesar de darse en estos países todas las condiciones para lograr tal objetivo, Su Majestad el Rey subrayó que esta situación no es una fatalidad inevitable, sino que requiere la adopción de una visión realista que confíe en la construcción conjunta.
Una visión que tome como fundamento el respeto, igualmente, de los principios de la buena vecindad y de la soberanía nacional e integridad territorial de los Estados, absteniéndose de interferir en sus asuntos y de promover sesgos de división y separatismo, prosiguió el Soberano en su discurso, cuya lectura fue dada por el jefe del Gobierno, Aziz Akhannouch.
Su Majestad el Rey se lamentó, una vez más, por no cumplir la Unión del Magreb Árabe su papel natural de apoyar un desarrollo conjunto de los países magrebíes, asegurando, sobre todo, la libre circulación de personas, capitales, bienes y servicios entre sus cinco países.
Además, el Soberano hizo hincapié en que el capital humano, principalmente, la juventud árabe, debe gozar de un cuidado particular, abriendo ante la misma los horizontes de la formación y cualificación, y dotándola, sobre todo, de los medios e instrumentos modernos de educación y formación, “así como permitiéndole mayores oportunidades de empleo en los diferentes ámbitos, del modo que la habilite a participar en la vida política y en la integración económica y social”, afirmó SM el Rey.
Para el Soberano, la preparación y capacitación de una juventud consciente y responsable, verdadera riqueza de los países árabes, es la vía más idónea para fortalecer su posición y poder defender sus decisivas causas, erigiéndose en actor influyente en su entorno regional e internacional.