En un artículo publicado el miércoles, el diario norteamericano señala que la capital del Suss «podría albergar la solución al problema del estrés hídrico en un mundo asolado por el calentamiento global», destacando que el abaratamiento de las energías renovables ha hecho más asequible la desalinización, ofreciendo al Reino una nueva fuente de agua potable y de regadío.
La planta de Agadir tiene una capacidad inicial de producción de 275.000 m3/d, de los cuales 150.000 m3/d se destinan a agua potable (suficiente para cubrir las necesidades diarias de agua de un millón de personas), mientras que el resto se reserva al regadío, señala la publicación en este reportaje de Yusuf Khan.
La planta desalinizadora de agua de mar es respetuosa con el medio ambiente y se beneficia de la abundancia de energía eólica y solar, señala la misma fuente.
Con un coste global de 4.410 millones de dírhams (MMDH), de los que 2,35 mil millones corresponden al componente de riego y 2,06 MMDH al de agua potable, esta infraestructura hidráulica situada en la provincia de Chtuka-Aït Baha, representa una alternativa innovadora para frenar el déficit hídrico y ofrecer una nueva solución en materia de recursos hídricos.