En su intervención durante el debate del punto 3 del orden del día del CDH, el activista asociativo y profesor de medicina Brahim El Ahmadi llamó la atención del Consejo sobre la urgencia del problema de la falta de acceso al agua para los secuestrados saharauis.
«Estas comunidades vulnerables se ven obligadas a vivir en condiciones precarias, con un acceso limitado al agua potable», deploró, dirigiéndose en particular al Relator Especial sobre el derecho al agua potable y al saneamiento, Pedro Arrojo-Agudo.
Asimismo, explicó que el agua, extraída de pozos sin tratar, se transporta en cisternas oxidadas y luego se almacena en depósitos de plástico bajo un sol abrasador, lo que provoca la contaminación de este material vital por partículas de plástico y otras sustancias químicas nocivas para la salud.
«Estas condiciones explican el aumento de los casos de cáncer en los últimos años», afirma El Ahmadi.
Este activista de los derechos humanos también señaló la insuficiencia de las raciones diarias de agua, que se sitúan en torno a los 03 litros por persona, como causa de graves problemas de higiene, agravados por el vertido de aguas residuales, con el consiguiente aumento de varias enfermedades, entre ellas el cólera y la fiebre tifoidea.
En este sentido, instó al Relator Especial y a la comunidad internacional a «tomar medidas urgentes para que el país de acogida de los campamentos asuma sus responsabilidades para garantizar el derecho de los secuestrados al agua potable y a unas condiciones sanitarias dignas».