Seillan, que destacó el enfoque participativo que subyace en el espíritu de esta reforma, expresó su admiración por «los debates tan apasionados que están teniendo lugar actualmente en Marruecos sobre este tema», señalando que el Reino es un país de derecho y ha expresado su firme intención de adecuar su legislación «a las normas democráticas actuales».
Tras recordar los fundamentos de la fundación familiar, a la que la ley marroquí concede una importancia primordial, de ahí que la iniciativa de reforma emane de la Alta Voluntad de Su Majestad el Rey, Seillan señaló que esta reforma también «responde a los profundos y rápidos cambios jurídicos, económicos, sociales y culturales del Marruecos moderno».
Añadió que se trata de «anticiparse identificando los retos económicos y sociales para responder rápidamente a las necesidades de los ciudadanos», recordando que «la reforma era muy esperada por la sociedad civil y las asociaciones feministas y de defensa de los derechos humanos».