"El objetivo final que buscamos no es otro sino consolidar el desarrollo de nuestro país, preservar su unidad y garantizar mejores condiciones de vida digna a nuestros ciudadanos, a través de obras de desarrollo, tanto cuando son de gran envergadura, como cuando son medianos o pequeños, en la medida en que todos ellos vienen a servir a la Nación y a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes y a las categorías y regiones necesitadas”, dijo el Soberano, hoy viernes, en un discurso en la apertura de la primera sesión del IV año legislativo de la VIII legislatura.
El Soberano subrayó que “la vía que para ello emprendemos parte de la política de proximidad y de participación, que toma como base la movilización de todas las energías, el lanzamiento de las diferentes iniciativas y la óptima puesta en marcha del conjunto de los consejos electos, entre los cuales el parlamento ocupa un lugar privilegiado”.
“No obstante, esta destacada función representativa interpela a todo el mundo acerca del alcance del papel desempeñado por el parlamento en tanto que palanca democrática para nuestro modelo de desarrollo”, indicó SM el Rey expresando su satisfacción por los positivos resultados legislativos.
El Soberano indicó que «Nuestra ambición, al igual que la de nuestro querido pueblo, sigue siendo la de promover a la institución y a los miembros de las Cámaras de Representantes y de Consejeros, a fin de colocarlas en el centro mismo de esta dinámica de reforma”.
SM el Rey recordó que durante su primer discurso pronunciado ante esta instancia, había insistido que “la cuestión de la mejora de su prestación pasa necesariamente por considerar que se trata de dos cámaras de un solo parlamento y no de dos parlamentos separados”.
“Es por lo que los partidos y grupos parlamentarios están llamados a adoptar una buena gobernanza parlamentaria, fundada sobre una nueva cultura política y un ejercicio parlamentario eficiente, que busca reforzar la presencia de los diputados, la calidad de sus trabajos y el grado de su contribución en el tratamiento de las cuestiones que realmente preocupan al pueblo”, añadió SM el Rey Mohammed VI.
A este respecto, el Soberano insistió en la necesidad de racionalizar el trabajo parlamentario, partiendo de una homogeneización de los estatutos de ambos consejos, amén de impulsar su papel en el seno de una armonía y complementariedad propias de una sola institución, que comparte el objetivo de buscar la calidad legislativa, el control eficiente y el diálogo constructivo acerca de las cuestiones nacionales, especialmente las relacionadas con la gobernanza territorial, y la salvaguarda y consolidación de los instrumentos democráticos y de desarrollo.
“Por otra parte, la adhesión al proceso de reforma, requiere de vosotros, en tanto que diputados, tener presente, ante todo, vuestra labor de representación de la voluntad popular”, dijo SM el Rey dirigiéndose a los parlamentarios.
Para SM el Rey, “la condición de miembro del parlamento no ha de ser contemplada como un privilegio personal, sino más bien como una misión que requiere la dedicación seria, asumida con total responsabilidad y compromiso, a fin de hallar soluciones realistas a las cuestiones que preocupan de manera acuciante al pueblo”.
SM el Rey resumió estas cuestiones prioritarias, en la enseñanza útil, la vivienda digna, la cobertura médica, el medio ambiente sano y la incentivación de la inversión generadora de oportunidades de empleo, sin olvidar el desarrollo humano sostenible.
Para responder a tal propósito, afirmó el Soberano, “es necesario consolidar unas relaciones de cooperación positiva entre los órganos legislativo y ejecutivo así como entre una mayoría cohesionada y una oposición constructiva, en el seno del respeto mutuo y de la asunción compartida de los preceptos constitucionales, los valores democráticos, la inviolabilidad de las instituciones y los intereses supremos de la Nación”.
SM el Rey instó a los miembros del parlamento a ser conscientes de que el balance de su acción individual o de partido, “será evaluado al final de vuestro mandato, sobre la base de vuestras realizaciones concretas en el campo del desarrollo”.
“He aquí la vía correcta que permite recuperar la nobleza de la acción política parlamentaria, así como la consideración de los partidos, con el fin de desempeñar su papel constitucional en la contribución al buen encuadramiento y representación de los ciudadanos, preparación de las élites formadas para administrar los asuntos públicos, así como la educación sobre una ciudadanía profundamente celosa de los valores sagrados de la Nación y plenamente comprometida con sus causas e intereses supremos”, concluyó el Soberano.