“Marruecos, como cualquier país del Sur, particularmente del continente africano, tiene la ambición de asistir a la eclosión de una globalización justa, equitativa y participativa; una globalización que garantice un desarrollo equilibrado, armonioso, sostenible y humano que coloca al ser humano en su centro, preservando su dignidad, rechazando cualquier forma de humillación y discriminación y acabando con los motivos de la pobreza, exclusión y marginación, dijo SM el Rey en un mensaje a los participantes en la tercera edición de "World Policy Conference" abierta esta mañana en Marrakech.
El Soberano añadió que “la desconsideración de la dimensión local y de las complicaciones que ciñen la vida real de miles de millones de singulares seres humanos, podría comportar las semillas de los desequilibrios mundiales. Esta indiferencia se considera como sinónimo de la ciega y feroz globalización, descarrilada de su vía recta y de sus objetivos supremos”.
“Lo local, origen y destino de todo, no se opone a lo universal, sino todo lo contrario; lo universal no puede merecer tal propiedad sin la consideración de la dimensión local; además, la riqueza de su unidad se extrae de la pluralidad y diversidad de sus afluentes locales. Tampoco podrá ser práctico y concreto hasta que el desarrollo local sea sostenible y abierto sobre el mundo”, dijo SM el Rey.
SM el Rey subrayó que “Gracias a las arraigadas tradiciones marroquíes de facilitar el diálogo de religiones, y a una aplicación abierta y tolerante de la religión islámica, nuestro país ha adoptado constantemente el principio de acercamiento al otro con una prudencia que sabe aunar fe y razón; prueba de ello son las aportaciones de los grandes filósofos, que allá por la Edad Media occidental, fueron acogidos por nuestro país durante los períodos más fértiles de la vida y prolífera producción de estos sabios, como es el caso de Ibn Jaldún, fundador y padre de la sociología humana universal”.
El Soberano explica que “Otros son oriundos de esta zona, como el insigne filósofo Averroes, que vivió sus años más fecundos en la ciudad ocre de Marraquech, donde fallecería dejando detrás de sí todo un patrimonio precursor que allanaría el camino hacia el Siglo de las Luces”.
SM el Rey concluyó que “al habernos sido confiado este resplandeciente patrimonio y obrando por que Marruecos continúe desempeñando su papel civilizador para consolidar su espacio, otorgamos gran importancia a las pertinentes ideas, sugerencias y recomendaciones que emanarán de este importante congreso vuestro, en la medida en que reúne a grandes estadistas, prestigiosos politólogos y competentes expertos y especialistas en la materia”.