En este sentido, el Soberano insistió sobre la estricta aplicación de las disposiciones del segundo apartado del primer artículo de la Constitución que estipula la vinculación de la responsabilidad con la rendición de cuentas.
"Ya es hora de llevar este principio a la aplicación total", subrayó el Soberano, afirmando que, del mismo modo que se aplica la ley a todos los marroquíes, se debe aplicar en primer lugar, a todos los responsables, sin excepción ni distinción alguna, y en todas las partes del Reino.
“Estamos atravesando una nueva etapa en la que no hay diferencia entre responsable y ciudadano, en lo que a derechos y obligaciones ciudadanas se refiere, y donde de ninguna manera cabe rehusar la responsabilidad ni huir del castigo”, hizo hincapié el Soberano.
¿Qué significa responsabilidad, si el que la ostenta carece de las condiciones mínimas que en ello se requiere, es decir, escuchar las preocupaciones de los ciudadanos? , se preguntó el Soberano.
SM el Rey afirmó en este sentido que “Personalmente no comprendo cómo puede un responsable que no cumple con su deber, salir de su casa, subirse en su coche, detenerse en el semáforo, y mirar a la gente, sin pudor alguno, sabiendo que ésta conoce que es alguien sin escrúpulos”.
Para el Soberano “La responsabilidad y el honor de servir al ciudadano se extienden desde el hecho de responder a sus reivindicaciones más simples hasta la realización de los proyectos, ya sean pequeños, medianos o grandes”, subrayó SM el Rey añadiendo que “no hay diferencias entre proyectos pequeños y proyectos grandes, porque los proyectos tienen por objetivo responder a las necesidades de los ciudadanos”.
« Así pues, el proyecto puede corresponder a un barrio, a un aduar, a una ciudad o a una región, o puede interesar al país entero; en todos los casos tiene el mismo objetivo, a saber, el servicio del ciudadano. “Para mí, excavar un pozo, por ejemplo, o construir una presa, tienen la misma importancia para los habitantes”, dijo el Soberano.