El Diálogo en el Mediterráneo occidental 5+5, estimó Bourita, debe reunir a un nivel subregional, donde el proceso euromediterráneo lucha por trascender intereses divergentes y al mismo tiempo estar en condiciones de hablar con una sola voz, tanto a nivel de la Asociación euro-mediterránea que en los foros internacionales y canalizar las opiniones del Norte hacia el Sur y las del Sur hacia el Norte. "Unos deben ser los portavoces de los otros y viceversa", dijo el ministro.
En un contexto geoestratégico más amplio, Bourita destacó que en el momento en que la Unión Europea inicia una revisión de su política de vecindad, el 5+5 debe ser una fuerza de proposición.
"¿Quién mejor que el 5+5 para fomentar la apropiación de la PEV por parte de los países a los que concierne en primer lugar?", se preguntó el ministro, señalando que, en la misma línea que en el momento en el que la UE reflexiona sobre un nuevo pacto sobre la migración, el 5+5 debe estar en la vanguardia de esta reflexión.
El ministro llamó a la transformación del 5+5 en un G10, para avanzar hacia una agrupación que trasciende la aritmética, para ser pragmática; una agrupación donde se expresan las cooperaciones reforzadas, invitando a los países del 5+5 a ser unánimes y tener un mensaje común con motivo del 25º aniversario del Proceso de Barcelona.
El Diálogo 5+5, creado en 1990, es un foro subregional que constituye una de las primeras iniciativas fructíferas entre los países mediterráneos. Agrupa a los diez países del Mediterráneo occidental, a saber: Marruecos, Argelia, Libia, Mauritania, Túnez, España, Francia, Italia, Malta y Portugal.