En una entrevista virtual realizada, el jueves, sobre el tema "Israel and Morocco Reconnect", organizada y moderada por el rabino Arthur Schneier de la sinagoga Park East de Nueva York, Hilale destacó la visión real de la preservación del legado y el patrimonio cultural judío de Marruecos, la coexistencia natural entre musulmanes y judíos marroquíes, así como la vocación distintiva del Reino como tierra de mezcla de religiones, culturas y pueblos.
"Esta excepcional historia de coexistencia es la razón por la que Marruecos alberga la mayor comunidad judía del mundo musulmán. Muestra así cómo los musulmanes y los judíos marroquíes disfrutaron de una paz natural y de una coexistencia armoniosa que está históricamente enraizada en el ADN y la identidad colectiva marroquí", subrayó.
A este respecto, el embajador marroquí recordó que el Soberano insistió en varias ocasiones en la necesidad de condenar el antisemitismo, inculcar los valores de la tolerancia y coexistencia religiosa en la sociedad marroquí y aprender lecciones del Holocausto, destacando el papel central de la educación como "fundamento del alma marroquí".
Refiriéndose a las diversas iniciativas y medidas iniciadas por SM el Rey para la preservación del patrimonio y la identidad judíos de Marruecos, Hilale señaló que el preámbulo de la Constitución marroquí de 2011 reconoce el papel del judaísmo en la historia del Reino y atestigua que el componente hebreo forma parte de los afluentes de la identidad nacional.
En cuanto al nuevo impulso dado a las relaciones marroquí-israelíes, en particular la visita en diciembre pasado de una delegación estadounidense e israelí a Marruecos y la decisión de reabrir las oficinas de enlace en el Reino y en Israel, Hilale explicó claramente que esta nueva dinámica no debe calificarse en modo alguno de "normalización", sino más bien de reconexión.
Al referirse a las relaciones marroquí-americanas, el embajador Hilale precisó que Marruecos y los Estados Unidos son aliados históricos y naciones amigas desde hace mucho tiempo, recordando la formalización de sus relaciones con la firma en 1786 del Tratado de Paz y Amistad Marroquí-estadounidense, que sigue en vigor, constituyendo el tratado más antiguo jamás firmado e ininterrumpido en la historia de los Estados Unidos.