"Después de haber lidiado durante mucho tiempo con la zona gris de sus posiciones, el claroscuro de sus planteamientos y a veces el doble lenguaje de sus convicciones sobre la cuestión del Sáhara, Marruecos les exige hoy que aclaren sus posiciones para enterrar definitivamente esta secuencia de incertidumbres y vacilaciones que producen tensiones", escribió Tossa en un análisis titulado "Gran firmeza marroquí hacia Berlín y Madrid".
El politólogo resalta que la firmeza marroquí hacia Berlín y Madrid debe situarse en este contexto, señalando que Rabat utiliza diferentes fórmulas para reprocharles un "doble juego hostil".
Por un lado, una muestra de amistad y solidaridad pública y oficial, por otro, un comportamiento y una actitud dudosos. Por un lado, relaciones racionales e interesadas, por otro, un enfoque subversivo", señala Tossa en su análisis publicado en el sitio web Atlasinfo.
Con España, vecino "vital" y puerta norte de Marruecos hacia Europa, se ha tejido pacientemente una asociación estratégica con una balanza comercial que haría sonrojar de envidia a todos los países de la región, una cooperación en materia de seguridad indefectiblemente eficaz, ya sea en términos de inmigración ilegal, narcotráfico, crimen organizado o lucha contra el terrorismo", recuerda.
Sin embargo, el comentarista observa que, a la primera oportunidad, España da una "verdadera puñalada por la espalda" a Marruecos al recibir a escondidas al jefe de los separatistas del polisario, Brahim Ghali, con una identidad ficticia y un pasaporte diplomático argelino real-falso.
"Peor aún, cuando este gran escándalo fue puesto en conocimiento de la opinión internacional, el Estado profundo español trató de frenar y obstruir los procesos judiciales iniciados en el territorio español contra Brahim Ghali por violaciones y crímenes de lesa humanidad. La justicia española, conocida por su independencia del poder político, está recibiendo un gran golpe en su credibilidad nacional e internacional", agrega.
"para encubrir este retroceso en la independencia de la justicia y esta duplicidad de discurso, las autoridades españolas evocan una lógica humanitaria que no tiene cabida en un caso de violación probada de la ley como el que rodea al líder de los separatistas", prosigue el politólogo.
"Seguramente sin quererlo, los servicios argelinos, por esta abracadabra episódica Ghali lograron la hazaña de revelar la verdadera cara de la diplomacia española y ofrecieron a Marruecos una ocasión inestimable para exigir esta claridad y esta transparencia por parte de España".
Según el autor, "la lógica diplomática de Rabat es este estancamiento entre Argelia y España para doblar la partida, de ahí esta insistencia de la diplomacia marroquí en exigir respuestas convincentes sobre esta actitud española”.
Con respecto a Alemania, el juego diplomático tiene otro ritmo, otra velocidad, ya que se trata de la acumulación de un cierto número de índices que reflejan la verdadera posición alemana, explica Tossa.
"Como un puzle político, estos indicadores dan una imagen fuerte de un cuadro hostil hacia Marruecos, difuminado con solapamientos cuyo mal debe ser tratado en la raíz para evitar que se extienda", explica.
Desde la exclusión de Marruecos de las negociaciones de Berlín sobre el futuro de Libia, pasando por la convocación poco amistosa del Consejo de Seguridad por parte de Alemania para debatir y, por tanto, oponerse al reconocimiento estadounidense de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, hasta la difusión de informaciones de seguridad sensibles sobre individuos y empresas terroristas hostiles a Marruecos. Todos estos elementos forman un "cúmulo de hostilidad evidente" hacia Marruecos, estima el politólogo.
Para reventar este absceso, Rabat ha elegido el método del "Blitz" diplomático, que comienza con la congelación "espectacular" de todas las relaciones con la embajada alemana en Rabat y las fundaciones alemanas activas en Marruecos y continúa con la convocatoria de la embajadora marroquí en Berlín para consultas, prosigue Tossa.
"Marruecos tiene la intención de utilizar todos los medios para obligar a Alemania a aclarar su juego con respecto a los intereses vitales marroquíes. Con esta máxima económica aplicada a la diplomacia "cueste lo que cueste", afirma el comentarista.
Tras el "histórico" giro del reconocimiento estadounidense, Marruecos ha entrado en una fase de "activismo diplomático" en la que debe explotar en caliente las repercusiones diplomáticas de este logro, subraya Tossa, agregando que sus aliados y amigos europeos están actualmente "llamados a salir de esta zona de confort que les ha permitido durante mucho tiempo jugar en varias mesas y navegar en las aguas turbias de la connivencia y la duplicidad".