"Desde la llegada de Abdelmadjid Tebboune, Marruecos se ha convertido en un objetivo prioritario de su odio y sus delirios. En una incapacidad crónica para gestionar los problemas de los argelinos, como demuestran las múltiples quiebras, las autoridades argelinas tienen un pie ágil y una actitud ágil a la hora de atacar a Marruecos y presentarlo como el origen de todas las crisis, un país sobre el que pueden descargar sus frustraciones", afirmó el editorialista en un análisis publicado en el sitio web Atlasinfo bajo el título "Argelia, locura y desesperación".
"Esta actitud de ruptura por parte de Argel es tanto más preocupante cuanto que se produce en un momento en que Marruecos había multiplicado los gestos de buenas intenciones y de buena vecindad", observa el politólogo.
Según el politólogo, la decisión de Argel de romper las relaciones diplomáticas con Marruecos "envía una señal abrasiva sobre la disposición de las actuales autoridades argelinas a avanzar hacia una peligrosa incógnita", al igual que "eleva todos los peligros sobre una situación política ya inflamable entre los dos países". El peligro de una escalada militar o el florecimiento de los golpes bajos, que se han convertido en la especialidad innegable de los militares argelinos desde su criticable gestión de la década negra.